Wednesday, June 13, 2007

DEL CINE DE AUTOR... EL CASO DE ‘EL COLOMBIAN DREAM’


Por Ángela Castro y Carolina Abadía Quintero
Actualmente no es difícil reconocer a ciertos directores de cine colombiano significativos para los espectadores y cinéfilos. Sin embargo, son muy pocos los que logran crear un estilo y estética audiovisual propios, que permitan interpretar sus películas como cine de autor. Ante esto surge la pregunta, ¿hay cine de autor en Colombia?
El caso de Felipe Aljure y ‘El Colombian Dream.
Es realmente irónico que a pesar de que el cine lleva más de un siglo divirtiendo y entreteniendo a la gente en el mundo, en Colombia el desarrollo y evolución del séptimo arte haya tenido que pasar por un proceso triste, largo y tortuoso. Son muchos los problemas que han enfrentado los directores nacionales ante la perspectiva de crear un proyecto cinematográfico: falta de apoyo del gobierno, desinterés de los productores, pocos recursos económicos y escasez de buenas historias, entre otros. Ante la magnitud de dichos obstáculos, se podría pensar que cada película que se estrena anualmente en Colombia posee características estéticas propias, referentes al sello personal de aquel director, que en muchos casos hace las veces de guionista y productor. Teniendo en cuenta este panorama, cualquiera podría plantearse que en Colombia existe el cine de autor. Sin embargo, considerables son las dudas y muchos los silencios.
La invención francesa: ¿Qué es el cine de autor?
Western, Comedia, Terror, Gangster, Suspenso, Ciencia Ficción. Neorrealismo Italiano, Surrealismo, Nueva Ola Francesa, Expresionismo Alemán. Todos géneros y movimientos cinematográficos que, unidos al cine experimental, independiente y de autor, resultan ser muy prácticos a la hora de establecer categorías de análisis para estudiar la evolución del cine en el mundo. Es a mediados del siglo XX, entre las décadas del 50 y el 60, cuando los expertos y críticos cinéfilos de la revista francesa ‘Cahiers Du Cinema’ acuñan el denominado concepto de ‘Cine de Autor’, planteando que el cine debía proponer una visión particular de la realidad y revelar la presencia de un autor-director responsable por las imágenes, el montaje y la estética proyectadas. Aquellas películas que son encasilladas como cine de autor deben ser capaces, entonces, de mostrar a los espectadores el complejo, original y único microcosmos desarrollado por el director, pues el buen director imprime su personalidad en una película. Ante tal planteamiento teórico cabría entonces preguntarse: ¿existe el cine de autor en Colombia?
¿Hay cine de autor en Colombia?
Con tal interrogante, las opiniones están divididas a la hora de postular a un director o grupo de directores que podrían llegar a ser exponentes del cine de autor, y más teniendo en cuenta las temáticas que en los últimos años han predominado en las películas colombianas: el narcotráfico, la violencia, y en general el melodrama como género líder. En Colombia no se habla a viva voz del cine de autor; sin embargo, existen intentos o experiencias de algunos directores que se acercan a dicha categorización. 'El Colombian Dream' de Felipe Aljure, 'La vendedora de Rosas', 'Rodrigo D No Futuro' de Víctor Gaviria son buenos ejemplos que demuestran que el cine de autor está vigente y la creatividad -extralimitada de lo contemporáneo-, no es una utopía. Lo anterior responde a las tendencias que actualmente trabaja el cine postmoderno: fragmentación del cuerpo de la narración, discontinuidad temporal, hibridación de géneros y estilos cinematográficos, uso de nuevas tecnologías, entre otros, que generan al final una gran variedad de elementos cinematográficos.
‘El Colombian Dream’
Un contundente ejemplo de cine de autor es la película de Felipe Aljure, 'El Colombian Dream', cuyo director utiliza efectos visuales y digitales antes no trabajados en Colombia, como juegos de cámara, cruce de planos y la fijación de video clips. Romper con la monotonía fílmica no es tan fácil como parece. Aljure irrumpe de manera que enfoca una neoforma visual que hace pensar al espectador. Esta película trae consigo elementos surrealistas, postmodernos y las viñetas tan utilizadas en el comic, elemento que ha generado detractores que la catalogan de extravagante y poco sutil. Pero el logro de Aljure es el juego visual que va desde el espejo psicodélico de nuestra realidad, pasando por lo singular de su música, el color estridente, tropical y atrevido. Personajes diversos que se unen con una misma causa: conseguir lo que desean cueste lo que cueste. El Susy Arango, locutor español que transmite junto con su esposa Nicole ‘Radio Erótica’, vive con intensidad sin mirar las huellas que dejan sus hijos; el infaltable poeta Jesús Elvis Simbaqueva, ‘el elegido’ que se convierte en un asesino por el destino familiar, ese que pesa y es imposible cambiar. El Duende, hastiado del amor compartido; John MacClane, que busca la huida irremediable; Pepe y Enriquito Arango, los causantes primarios del gran drama ‘fantabulesco’ –como afirman durante la grabación- y Ana, quien aporta el silencio mientras observa desde un plano exterior la vida que se forma. Aljure escoge como narrador un niño que no alcanzó a nacer: el fantasma, la muerte, el omnisciente, no sabemos. De lo que sí estamos seguras es de que muestra la dualidad de los personajes, nuestra doble moral, nuestra risa y la infaltable tristeza del colombiano. De Felipe Aljure se ha dicho que piensa en imágenes y este filme lo representa por la reiteración de diálogos superpuestos, la aparición de los ángulos simultáneos a partir del narrador y el primer plano de los protagonistas mirando la cámara. Ubicarlo en el cine de autor no es un riesgo, sino el reconocimiento creativo de su filme que dejará huella en la historia del cine en Colombia. Fuentes: David Bordwell. El Arte cinematográfico. Ediciones Paidos: 1995. Jose Luís Sanchez. Historia del Cine. Alianza Editorial: 2003. Http://www.eltiempo.com Montaje: Andrea Mesa Villegas