Cartagena, Enero 24, 2007 Andrés Hoyos no estudió literatura ni proviene de una familia literaria. En algún momento de su vida universitaria descubre que la escritura es lo que le gusta, decide escribir algunos libros que se han vendido relativamente poco. Por eso se le ocurre juntar todo ese bagaje en una revista que divulgue y muestre una cara de la literatura más dinámica, más variada, más sorprendente, diferente de aquella que imperaba en Colombia antes de la aparición de su revista, once años atrás.
Escribir en ‘El Malpensante’
Andrés Hoyos, al lado de Mario Jursich, el subdirector, está convencido de que la persona que desee publicar no tiene que ser nada. ‘El Malpensante’ publica textos y no nombres. No tiene que ser un escritor previo ni una persona con hoja de vida reconocida. Simplemente debe escribir algo que guste: “entendemos que hay una obligación ética para conocer gente nueva. Muchos escritores arrancan en la revista y después se dan a conocer. Se trabaja mucho en algo reconociendo que merece ser publicado y se envía”
‘El malpensante’ tiene más público del que en principio pensaron que iba a tener. No se dirige a un público especial, o a un estrato socioeconómico en particular “Hacemos la revista que a nosotros nos gustaría leer, esa es la diferencia de las revistas comerciales y pensadas como un negocio: tienen un perfil claro, detectan una necesidad específica de un nicho de mercado y, naturalmente, ganan dinero”.
Cabe anotar que muchos de los números de la revista no sólo se ocupan de temáticas literarias, también aparecen cinceladas políticas, la puesta en escena de personajes olvidados; pero también protagonistas que merecen ser plasmados y vistos bajo la lupa de quienes se dan al reto de reseñarlos. En conjunto podemos definirla como música, filosofía, cine, teatro, historia y ciencia.
Humor, acidez y nuevas revistas
‘El Malpensante’ se ha identificado por buscar temas latentes que no necesariamente tienen que estar de moda। La característica fundamental es buscar lo inteligente y perspicaz que puede tener un escrito. Sin embargo, Hoyos recuerda que la literatura siempre ha tendido al humor y a la acidez. Siente que no inventó nada, eso mismo lo hacía Cervantes en El Quijote: “Buscamos las cosas que son incisivas, paradójicas, irónicas. No queremos verdades reveladas”.
Hoyos asegura que a las nuevas revistas les hace falta todo y nada. Con agrado afirma que cualquier publicación es algo que se debe imaginar de manera orgánica. Debe pensarse el contenido, pero también la forma, como también la manera en que será distribuida: “A mi me impresiona las cosas que me regalan, la gente cree que es mamey, creen que simplemente es agarrar un computador, escribir algo y mandarlo a imprimir. Ni se interesan ni han pensado en las dificultados que implica sacar una buena publicación”. Reconoce que lo mismo sucede con los textos que llegan a la revista, envían cuentos que tienen algunos elementos interesantes, pero que poseen algunos clichés y problemas en su estructura: “Se les dice que algo anda mal y no hacen nada, es decir, no sirve; aunque moleste, ese escritor para mí está muerto”.
“Malpensamientos”
Bien sabemos que el título de la revista ‘El Malpensante” hace a alusión al libro de aforismos del escritor italiano Gesualdo Bufalino, escrito con tierna pero aguda ironía। Aquí nada se disfraza; sin embargo, el humanismo es tan claro como la esencia misma de la revista। Bufalino diría: “Escribo porque tengo miedo। Cavo trincheras de palabras donde esconder la cabeza”, “El traductor es evidentemente el único auténtico lector de un texto. Por cierto más que cualquier crítico, quizá más que el propio autor। Porque de un texto el crítica es solamente el cortejante ocasional, el autor, el padre y el marido, mientras que el traductor es el amante” De ahí, que Andrés Hoyos considera que un evento como el Hay Festival deba existir en Colombia por el intercambio que hay entre lector-autor y las riquezas que de ahí provienen। No es un evento para profundizar en los temas, dice, sino rescatar las vivencias que en él se generan.Convirtiéndose en un espacio en donde la lectura es también indiscreción, usurpación y espionaje.
1 comment:
La guerra eterna entre la pluma y el martillo. Mientras se oye el eco de miles de espectadores.
E.B.T
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